Por: Oswaldo Ceballos

Así como nadie se explicaba cómo llegó a ser alcalde de Xalapa, así terminó su administración municipal Hipólito Rodríguez, sumergido en la mediocridad y negligencia decepcionando a una enorme cantidad de quienes, en aquella ocasión, votaron por él.

Nunca hizo política, gestiones muy pocas y mejor esperaba a que le indicaran qué hacer porque de plano el académico no tenía poder de decisión. Creo que lo mejor para él era quedarse en su área que sí domina, la enseñanza y no la administración del municipio capital del estado de Veracruz. Pero como todo xalapeño, tenía el derecho de buscarlo, y lo logró.

Incluso fue intolerante a la crítica, necesitaba ser adulado o alabado por sus acciones, pero para su mala fortuna, el trabajo desempeñado no daba más opciones, se ganó a pulso sus detractores.

Tan tristemente serán recordadas sus devoluciones millonarias a la Federación quesque porque no supieron cómo ejercer la lana para Obras Públicas y demás, estando Xalapa sumergida literalmente en los baches, y ese señor, por más que la población le gritaba a los cuatro vientos que compusiera las calles, simple y llanamente regresó el dinero.

Así, se convertía en el alcalde de los subejercicios.

Y también, en el alcalde de los baches.

Al inicio de su gestión, recuerdo que era común verlo caminar por las calles de Xalapa, se veía “padrísimo” que un edil hiciera eso, pero, sinceramente era un acto populista e irresponsable ya que a sabiendas de la inseguridad en la ciudad (que nunca bajó durante su administración) no se podía dar el lujo de andar como si nada, siendo el presidente municipal.

Para fortuna del puesto, le jalaron las orejas y comenzó a ser más precavido. No era cosa menos, las amenazas a ciertos funcionarios estaban a la orden del día.

Y así, entre promesas incumplidas y dejando pasar los meses deseando que ya se acabara la anterior administración, terminó hace unos días una paupérrima gestión municipal en Xalapa.

Le reconozco sí, que hayan mejorado el Santuario de las Garzas, un tema abandonado por los anteriores alcaldes.

Así las cosas.